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martes, 3 de julio de 2012

recuerda botar basura en el metro


"Tyler llevó una pistola y las Páginas amarillas a la úl­tima sesión del Comité de Asalto. Se reunieron en el só­tano en el que el club de lucha se reúne los sábados por la noche. Cada comité se reúne una noche diferente.
Incendios Provocados se reúne los lunes.
Asalto se reúne los martes.
Daños se reúne los miércoles.
Desinformación se reúne los jueves.
Caos organizado. La Burocracia de la Anarquía.
Imagínatelo. Grupos de apoyo y similares.
Así, el martes por la noche, el Comité de Asalto pro­puso distintas misiones para la semana siguiente, y Ty­ler leyó las propuestas y asignó las tareas del comité.
Antes de siete días, cada miembro del Comité de Asalto tiene que provocar una pelea de la que no saldrá vencedor. Y no será en el club de lucha. Es más difícil de lo que parece. Un hombre de la calle hará lo que sea para no luchar.
La idea consiste en coger a un tío cualquiera que nunca haya peleado y reclutarlo. Dejad que experimente el sabor de la victoria por primera vez en su vida. Dejad que se desahogue. Dejad que os dé una soberana paliza.
Acéptalo. Si ganas, la habrás jodido.
—Lo que debemos hacer —dijo Tyler al comité— es mostrarles a esos tíos la fuerza que todavía tienen.
La clásica arenga de Tyler. A continuación, desdo­bló una a una las esquinas plegadas de los papeles que había dentro de una caja de cartón sobre la mesa. Así propone cada comité los acontecimientos de la próxima semana. Escribes la propuesta en el bloc de notas del comité. Arrancas la hoja, la doblas y la metes en la caja. Tyler comprueba las propuestas y desestima las ideas malas.
Por cada propuesta que desestima Tyler pone una hoja en blanco en la caja.
Luego, cada miembro del comité extrae una hoja de la caja. Tal como me explicó Tyler, si alguien saca una hoja en blanco, sólo tiene que ejecutar la tarea semanal.
Si extraes una propuesta, entonces irás ese fin de se­mana a la fiesta de la cerveza importada y derribarás a un tío sobre un retrete portátil. Te harán un favor extra si te dan una paliza por hacer esto. O tendrás que asistir a un desfile de moda en el atrio de unos grandes almace­nes y arrojarás desde el entresuelo gelatina de fresa so­bre el público.
Si te arrestan, estás fuera del Comité de Asalto. Si te ríes, estás fuera del comité.
Nadie sabe las propuestas que han extraído los de­más y, excepto Tyler, nadie conoce el contenido de las propuestas; ni cuáles se aceptan o cuáles van a la basura. Entrada ya la semana, tal vez leas en el periódico que un hombre sin identificar sacó fuera de un Jaguar descapo­table a su conductor y empotró el coche en una fuente del centro de la ciudad.
Te preguntas si ésa es una de esas propuestas del co­mité que habrías podido extraer.
El siguiente martes por la noche, escrutarás el rostro de los miembros del Comité de Asalto bajo la bombilla solitaria del sótano a oscuras del club de lucha y segui­rás preguntándote quién conducía el Jaguar que acabó en la fuente.
¿Quién subió al tejado del museo de arte e hizo de francotirador disparando tubos de pintura contra las es­culturas de la sala de recepción?
¿Quién pintó la máscara de un demonio en llamas en la fachada de la Hein Tower?
La noche de la misión en la Hein Tower, te imagi­nas una cuadrilla de secretarios, contables o mensajeros entrando furtivamente en las oficinas donde trabajaban todos los días. Tal vez estuvieran un poco bebidos a pe­sar de ir contra las reglas del Proyecto Estragos. Em­plearon llaves maestras donde fue posible y pulveri­zadores de freón para romper en pedazos los cilindros de las cerraduras, y salieron por las ventanas, se balan­cearon en el vacío y rapelaron por la fachada de ladrillo del edificio con cuerdas de escalada, columpiándose y arriesgándose a sufrir una muerte instantánea en ofici­nas donde cada día, hora tras hora, sus vidas se iban con­sumiendo.
A la mañana siguiente, esos mismos oficinistas y con­tables se mezclaron entre la multitud peinados meticu­losamente y mirando hacia arriba, ebrios de sueño pero sobrios, vestidos con corbata, y escucharon cómo la mul­titud se preguntaba quién lo habría hecho y la policía ordenaba a gritos a la gente que por favor se echara atrás mientras el agua caía por el centro humeante de aquellos ojos enormes.
Tyler me confió que nunca había más de cuatro buenas propuestas por reunión, así que las posibilida­des de extraer una" propuesta y no un papel en blanco eran de cuatro entre diez. Hay veinticinco tíos en el Comité de Asalto incluyendo a Tyler. A todos se les asigna una tarea: perder una pelea en público

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